Alejandro Escobar ‘El Morro’, una vida en el fotoperiodismo

Este jueves 6 de junio a las 09:00 horas el Congreso del Estado de Sinaloa rendirá homenaje a Alejandro Escobar, al cumplir medio siglo de atrapar la historia de Sinaloa con su lente

Redacción

Culiacán, Sinaloa.- Alejandro Escobar es un notable personaje del fotoperiodismo sinaloense que nació el 15 de febrero de 1957 en Culiacán en la humilde cuna de Benita Escobar Hernández, una guerrera trabajadora que crio sola a cuatro hijos, incluido este morro extraordinario que se enamoró de la magia de la fotografía para convertirse en un maestro de la lente.

Su vecino era propietario de “Foto estudio Lux”, quien motivado por la curiosidad del morro de diez años, le enseñó los secretos de la fotografía. A los catorce años llegó a trabajar como ayudante en el laboratorio de ese estudio fotográfico.

Cuando se enteró de que abriría las puertas un nuevo periódico frente a su casa decidió presentar una solicitud de trabajo como fotógrafo.

Había tratado de llevar el curso para formar cronistas deportivos que impartió Antonio Pineda Gutiérrez ‘Toñico’ en El Sol de Sinaloa, pero llegó tarde.

Estaba por culminar la secundaria con estudios de contaduría y a sus quince años tocó el portón de madera del periódico Noroeste en 1973. Martín Silva Lozano, hermano del director fundador Silvino Silva Lozano, fue quien abrió la puerta del periódico ubicada por la calle Ángel Flores en el número 282 al oriente.

Todavía no se inauguraba el periódico. Fue contratado y así se convirtió en uno de los fundadores de Noroeste. La fundación del periódico Noroeste fue el 8 de septiembre de ese mismo año. Como era el más chavo ahí se le quedó para siempre el mote de ‘El Morro’.

Ya trabajando en el periódico Noroeste estudió la preparatoria. Después de terminar su escolarización básica decidió seguir la carrera de ingeniero civil por imitación puesto que casi todos sus compañeros preparatorianos escogieron esa carrera.

Sin embargo, simultáneamente estudió la carrera de técnico en Ciencias de la Comunicación acudiendo a clases de seis a diez de la noche, graduándose en 1982 en la Escuela de Comunicación Social de María Teresa Zazueta y Zazueta, la inolvidable ‘Techa’. Con los años también sería maestro en esta institución.

Ahí conoció a Xóchitl Sosa Vega, quien estudiaba la misma carrera. Se enamoraron y se casaron. Después ella sería empleada bancaria y él seguiría en el periodismo gráfico.

A lo largo de su vida el morro procreó dos hijas y dos hijos: Bárbara, Nuria, Alejandro y Miguel. Todos profesionistas en los campos de la administración, la ingeniería industrial, la arquitectura y ¡la fotografía!

“El periodismo y el fotoperiodismo –señaló- se traen en la sangre como cualquier otra profesión y por eso cuando uno sale en la mañana de su casa a realizar coberturas, a veces tienes chance de regresar a comer y otras veces te pasas 24 horas dentro del periódico. Me ha tocado vivirlo y los compañeros periodistas saben que esto es así”.

“El periodismo –afirmó- te absorbe, te atrae, y pasa el tiempo y no lo sientes porque estás inmerso en andar trabajando. La noticia se vuelve cíclica y cada año se presentan los mismos problemas. De repente te das cuenta que pasaron cincuenta años y el periodismo se te metió en la sangre”.

Desde que entendió el valor de la fotografía periodística al eternizar con su lente los hechos convertidos en noticia decidió olvidarse de la ingeniería civil, además porque las clases eran de día e interferían con su trabajo.

Se convirtió también en un estudioso de la fotografía y posteriormente en docente. A la par del trabajo periodístico, en el que alcanzó a ser coordinador de fotografía en el matutino, en 1984 sus maestros y compañeros del periódico Noroeste, Sergio Inzunza Norzagaray y Fausto García Mascareño lo invitaron a dar clases de fotografía en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Sinaloa, convirtiéndose en maestro de varias generaciones de fotógrafos, comunicadores y periodistas.

En 2009 se graduó como Licenciado en Periodismo por la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).

Ha recibido innumerables reconocimientos como el otorgado por el Senado de la República, el Premio Estatal de Periodismo en 1975 y luego ‘El Payo del Rosario’ que otorgaba la UAS, el cual se lo entregó el rector Rubén Rocha Moya, hoy gobernador. Obtuvo el primer lugar en el Concurso fotográfico La lucha contra el narcotráfico, que organizó Difocur.

La Asociación de Periodistas y Comunicadores 7 de junio, de la cual es socio fundador, honró su trayectoria en 2013. A estos reconocimientos se suma el homenaje que este jueves 6 de junio a las 09:00 horas que le rendirá el Congreso del Estado de Sinaloa por cumplir medio siglo de atrapar la historia de Sinaloa con su lente.