Acoso sexual trae consecuencias mentales y físicas; sociólogo pide protocolos de prevención
Este mal, dijo “…se entiende como una manifestación de poder y dominación que se ejerce sobre las personas que se consideran más vulnerables…”
Redacción
Culiacán, Sinaloa.- Estrés postraumático, ansiedad, preocupación, depresión, insomnio, estado de nerviosismo, así como pérdida de autoestima son algunas de las graves consecuencias mentales y físicas que genera el acoso u hostigamiento sexual, expresó Juan Carlos León Ramos, sociólogo y docente de la Facultad de Filosofía y Letras (FFYL) de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
“Desde esta perspectiva sociológica, el acoso sexual se entiende como una manifestación de poder y dominación que se ejerce sobre las personas que se consideran más vulnerables en una determinada estructura social”, detalló.
En este sentido, León Ramos manifestó que estudios detallan que las principales víctimas del acoso sexual u hostigamiento son niños y niñas, mujeres, homosexuales, personas con discapacidad y adultos mayores; añadiendo que la falta de políticas y protocolos claros para prevenir el acoso son algunas de las razones que generan este grave problema social, presentándose actualmente en lugares habituales como escuelas y centros de trabajo.
“Por ejemplo aquellos familiares que, de alguna manera, esconden o tratan de ocultar que algún familiar acosó o abusó sexualmente de alguna persona; aquel espacio laboral donde se da la presencia de personas que hacen eso que acosan o maltratan y que se conservan con el pretexto que son parte importante de la estructura; eso lo estamos viviendo últimamente”, enfatizó.
Por otro lado, aseveró que el Gobierno debe tener un papel preponderante y primordial para atender estas situaciones tan alarmantes, ya que es un pilar fundamental que tiene que encargarse de velar por el bienestar de la sociedad; asimismo de lograr ganar la confianza de las personas y demostrar con hechos que se trabaja arduamente para erradicar el acoso sexual, así como también que las víctimas se atrevan a denunciar.
“También esa supervisión a las instituciones que se encargan de ello, para que lo hagan de manera efectiva y atendiendo inmediatamente la necesidad de atacar el problema, pero también de prevenirlo”, finalizó.